sábado, 28 de noviembre de 2009

LLUVIA DE POESÍA


Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
surcos abiertos esperando lluvias
abono de palabras por los cauces secos
anhelo de frutos, semillas del silencio.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Retornando a la vida las secas sementeras
Memoria que vuelve a los charcos de la infancia
Destino de labranza en rituales de la pena.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Salpicando estrellas mojadas de rocío
Pintando el verde de pastos y arboledas
Paleta de colores vistiendo los caminos.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Heredera de ausencias del color del arco iris
Idioma antiguo de la savia buena
Salpicando belleza en la agreste geografía.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Dolor caudaloso del brutal destierro
Oídos desnudos, heridos, en letargo
Habitando olvidos de las lluvias buenas.


Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Una cuestión de música, palabras, aforismos
Tal vez se escuche el susurro de palabras
Descubriendo cerrojos que entreabren fantasías.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Donde nacen los trigos en tiempos de cosecha
Estandartes al viento en tierras inocentes
Devanando los crueles ovillos de la ausencia.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
En mitad de la sombra de poetas nuevos
Gotas de rocío alimentando hierbas
Poemas nacidos más allá de los miedos.

Reguemos la tierra con agua fresca de poesía
Con la modestia de los brotes tiernos
Rastreando huellas de cálidos poemas
Enhebrando gargantillas de palabras
Repitiendo asombros…
Resguardando sueños.

jueves, 26 de noviembre de 2009

AGOBIOS


Agobio de sensaciones amarradas a la esperanza
Agobio de esperanzas robadas a los sueños
Agobio por los sueños empeñados en la Utopía
Agobio de utopías resignadas en la vida.

Esperanzas rotas por agobios padecidos
Broncas lejanas por ilusiones mustias
Odios más odios incendiando caminos
Cansancios viejos de broncas resentidas.

Agobio por creer que se puede de nuevo
Agobio por amar y pensar que se es amado
Agobio del agobio de sentirse en soledad
Agobio del agobio, pena de la equivocación.

domingo, 22 de noviembre de 2009

DOMINGO EN ROJINEGRO


La ilusión es desbordante y aliviana las tensiones de siempre: vemos al rojo y al negro ondear al viento con la galanura y la firmeza del que sabe lo que quiere.
En cada pecho rojinegro, el corazón despliega un listado de pequeñas delicias de la intimidad, esas delicias cotidianas que hacen feliz a nuestro pequeño mundo interior: un campo de juego, el sonido del silbato, una siesta dominguera que se ofrece al Cultural, un aroma a choripán y la frescura de la gaseosa calmando la sed, sentir la brisa en la cara, la incógnita en el corazón y la garganta abierta al grito de un gol.
Es como abrir una caja y encontrar una fiesta con perfume a infancia.
Me pruebo la camiseta rojinegra y compruebo que ya me queda chica… se la pruebo a mis nietos , a ellos les queda bien, seña de que aún sirve y sigue viva.
Total, yo llevo los colores rojo y negro en el corazón.
Ya es hora. Partamos hacia la cancha que lo deseado es posible y al fin se hará realidad.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

"RENGLÓN DE SILENCIO"


Mi plumín travieso persigue la sonrisa esquiva de un renglón engominado. Parece que no hay manera de llegar a “acuerdos escritos”.
Ambos, plumín y renglón, están preocupados por el poco trabajo que yo les he dado últimamente, pero tienen bien en claro que aún no pueden independizarse de mí.
Una lágrima tibia cae desde el doblez de una hoja algo arrugada, tan tibia que roza mi mano dejándome un escozor que me hace cosquillas.
Miles de silencios recorren amplios espacios sobre las hojas de papel que descansan sobre mi escritorio. Las hojas de papel no saben leer los silencios; los plumines y los renglones tampoco saben, por eso están preocupados .
Es que se han llenado sus oídos de gritos, colores, temblores y pasiones por todo el tiempo de vida que escribí.
¡Pobres! Ahora son “analfabetos del silencio”, tristes y mustios frente a lo “ no escrito”.
¡ Me dan pena! No quiero verlos así.
Mejor tomo la pluma de la sonrisa esquiva y comienzo a garabatear sobre el renglón engominado.