Un poema esquivo me ronda la frente.
Como siempre
cuando lo tengo conmigo
de pronto se me escapa.
Y lo pierdo.
Y me enojo.
Y lo salgo a buscar.
Da vueltas por la esquina
me saca la lengua
se ríe de mí.
Uno, dos, tres, cuatro…
El conteo lo llama.
Por tocar la piedra escondida
regresa a mi frente.
Entonces lo atrapo
Y jugamos juntos
La aventura de escribir.
domingo, 14 de marzo de 2010
viernes, 12 de marzo de 2010
Para mi escuela centenaria
SUMANDO HUELLAS
(Para mi querida escuela DARDO ROCHA, en su centenario)
Cuando el sol va buscando el mediodía
Cuando la noche transporta sueños
Cuando lloran los años que se fueron:
Se llena de luz tu patio encendido
Te envuelves en tules de risas y nostalgias
Tu Tiempo aplaca el dolor de la tristeza.
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando hay lágrimas en ojos gastados del ayer
Cuando el almanaque te separa en trozos
Cuando cien años se agregan a tus días:
Tu añeja mirada ablanda la tristeza
Unes las partes que dispersa el viento
Maduras frutos nacidos del recuerdo
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando escribes la historia de un maestro
Cuando llenas tus manos de tiza laboriosa
Cuando alguien se asoma al baúl de tus vivencias:
Suenan mil cantos de voces armoniosas
Nace el coloquio pizarrón-poeta
Yacen palabras vivas sobre páginas en sepia
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando el óxido corroe las bisagras del alma
Cuando la angustia del tiempo borra sendas
Cuando se destiñe el recuerdo de la infancia:
Despejas el polvo del cansancio viejo
Coloreas la mañana del camino nuevo
Cobijas al hombre-niño en las alas de tu brisa
y
“bendecimos tus huellas, madre centenaria”
(Para mi querida escuela DARDO ROCHA, en su centenario)
Cuando el sol va buscando el mediodía
Cuando la noche transporta sueños
Cuando lloran los años que se fueron:
Se llena de luz tu patio encendido
Te envuelves en tules de risas y nostalgias
Tu Tiempo aplaca el dolor de la tristeza.
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando hay lágrimas en ojos gastados del ayer
Cuando el almanaque te separa en trozos
Cuando cien años se agregan a tus días:
Tu añeja mirada ablanda la tristeza
Unes las partes que dispersa el viento
Maduras frutos nacidos del recuerdo
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando escribes la historia de un maestro
Cuando llenas tus manos de tiza laboriosa
Cuando alguien se asoma al baúl de tus vivencias:
Suenan mil cantos de voces armoniosas
Nace el coloquio pizarrón-poeta
Yacen palabras vivas sobre páginas en sepia
y
“las huellas se suman a tu vida centenaria”
Cuando el óxido corroe las bisagras del alma
Cuando la angustia del tiempo borra sendas
Cuando se destiñe el recuerdo de la infancia:
Despejas el polvo del cansancio viejo
Coloreas la mañana del camino nuevo
Cobijas al hombre-niño en las alas de tu brisa
y
“bendecimos tus huellas, madre centenaria”
sábado, 6 de marzo de 2010
SÓLO UNA MUJER
SÓLO UNA MUJER
Soy sólo una mujer
hija de tormentas de un tiempo indefinido
tozuda y noble, clara y valiente
un alma herida cerrando sus llagas
por sabios besos del hombre querido.
Soy sólo una mujer
que busca el Sol de un cielo detenido
pasional y dulce, entretejiendo fuerzas
marcada a fuego sobre el barro
juntando briznas para formar un nido.
Soy sólo una mujer
con vibraciones tiernas de un sonido
atravesando tiempos en un susurro
armonía romántica y sensual
en brazos de un amor recién nacido.
Soy sólo una mujer
despejando un manto de neblinas
por la luz de un amor que la desvela
y sonríe al fondo de un camino
para que la vida vuelva a tomar sentido.
Soy sólo una mujer
hija de tormentas de un tiempo indefinido
tozuda y noble, clara y valiente
un alma herida cerrando sus llagas
por sabios besos del hombre querido.
Soy sólo una mujer
que busca el Sol de un cielo detenido
pasional y dulce, entretejiendo fuerzas
marcada a fuego sobre el barro
juntando briznas para formar un nido.
Soy sólo una mujer
con vibraciones tiernas de un sonido
atravesando tiempos en un susurro
armonía romántica y sensual
en brazos de un amor recién nacido.
Soy sólo una mujer
despejando un manto de neblinas
por la luz de un amor que la desvela
y sonríe al fondo de un camino
para que la vida vuelva a tomar sentido.
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